

Título | Devoción y pintura popular en el primer tercio del XVIII: la ermita de Belén en Liétor |
Autor | José Sánchez Ferrer |
Fecha | 1996 |
Materia | Patrimonio artístico, religiosidad popular |
Formato | 203 p. 22 x 16 cm. |
Editor | Instituto de Estudios Albacetenses |
I.S.B.N. | 84-87136-58-3 |
D.L. | AB. 142-1996 |


Introducción
Cuando el anónimo pintor terminó los murales de la ermita de la Virgen de Belén en Liétor, no sólo había ‘editado un libro de imágenes’ de las devociones que las gentes de allí profesaban a comienzos del segundo tercio del siglo XVIII, sino que también había pintado un repertorio que recogía gran parte de las devociones generalizadas que poseían por entonces las comunidades del mundo cultural al que la villa pertenecía.
Es cierto que las diversas villas y lugares tienen advocaciones locales y que en algunas se celebran ritos originales que no son propios de las demás (incluso todo ello puede obedecer a razones y pautas colectivas semejantes y formar parte de una tipología), pero también lo es que la mayor parte del horizonte piadoso se parece en todas las comunidades de un mismo entorno histórico y geográfico en un determinado periodo cronológico. Igualmente ocurre que esas advocaciones, aunque por peculiares aglutinen y confieran identidad a un grupo, siempre están inmersas en un conjunto amplio del que muchas son veneradas -unas con más fervor y fe que otras, según lugares y personas- por los fieles de todas las poblaciones, y al que pertenecen, precisamente, las representaciones que cubren las paredes interiores de la ermita objeto de estudio. Las pinturas de esta ermita no se refieren a las devociones particularizadas o locales de Liétor, que las tiene (Virgen del Espino), sino que son como una síntesis -incompleta, desde luego- de las devociones comunes que en la primera mitad del siglo XVIII tenían las villas rurales de un gran espacio geográfico. El interés documental, la encantadora ingenuidad formal y el intenso cromatismo -tan propios de la pintura de carácter popular-, son los valores que hacen que sean importantes los murales de la ermita de Belén. La significación del conjunto pintado trasciende de su pura localidad porque se convierte en el paradigma de cualquier comunidad rural castellana en esa época. Ahora bien, en este trabajo no se va a tratar de una zona tan vasta; nos moveremos en un escenario más reducido que abarcará, aproximadamente, las tierras de la actual provincia de Albacete, especialmente las del entorno más próximo a Liétor.
Expuesto esto, también habría que decir que ese cuadro modélico de la piedad generalizada podríamos trazarlo, igualmente, desde el conocimiento pormenorizado del que tiene cualquier otra localidad que no fuese Liétor y que perteneciese al mismo contexto, pero si, de entre las distintas posibles, tomamos como fuente de estudio un catálogo gráfico historiado representativo veremos que, hoy por hoy, el más completo está en la citada población.
Es muy característico del siglo XVIII decorar, total o parcialmente, con pinturas -casi siempre de tipo popular y con predominio de las meramente decorativas- el interior de las ermitas y de los santuarios de las imágenes más veneradas de la época. En la provincia se conserva un conjunto de pinturas murales historiadas realizadas en el mismo siglo en otras ermitas. Unas se refieren a temas monográficos, como las de carácter mariano del camarín del santuario de la Virgen de Belén en Almansa (acabadas en 1731), o como las escenas pasionales que cubren los laterales del presbiterio de la ermita del Cristo de las Eras en Carcelén (de la segunda mitad del siglo), o como las de iconografía bíblica del camarín de la Virgen del Rosario en Hellín (del último tercio de la centuria). Otras poseen una iconografía más diversificada, como las de las ermitas de la Virgen de la Encarnación y de la Purísima en Tobarra, la Virgen de Gracia en Caudete o la Virgen de los Remedios en Fuensanta (se podrían citar algunos ejemplos más). Pero estas series de pinturas no presentan tan destacado valor documental -aunque algunas poseen mayor valor artístico-, ni tienen el desarrollo superficial y el interés que poseen las de la Virgen de Belén en Liétor. Ninguno de esos conjuntos constituye un catálogo que permita conocer una amplia perspectiva de un aspecto tan esencial de la historia de la religiosidad popular como es el de las devociones de la gente en cada época. Pero es que, además, estas pinturas son, con seguridad, representativas del sentir y de las prácticas religiosas populares de su tiempo porque no son consecuencia de un programa iconográfico culto impuesto, sino que son la traducción de la mentalidad y del deseo expreso de muchas personas del pueblo -al menos en gran parte de las pinturas- que encargaron que en las paredes de la ermita se reprodujesen las imágenes y las escenas sacras de su mayor veneración. El pintor, más que desarrollar un programa -que realmente lo hay, aunque muy simple- lo que hizo fue una ordenación iconográfica de aquello a lo que el pueblo rendía culto y de lo que algunos fieles iban ofrendando. Luego completó el conjunto con una abigarrada ornamentación geométrica, vegetal, arquitectónica y simbólica que lo llena todo.
Dos son, pues, los objetivos fundamentales que persigue este libro:
— Analizar, ampliar el estudio y propagar más el conocimiento del mejor ejemplo conocido de la pintura religiosa popular mural que poseemos en Albacete (y, sin duda, uno de los más significativos de España).
— Trazar, extrapolando la información que proporciona este muestrario a todo color y consultando documentación y bibliografía de otras poblaciones, un cuadro en el que figure sintetizada una buena parte del sentir devocional de las gentes que vivían en la primera mitad de la decimoctava centuria en los pueblos del entorno geográfico en el que se inscribe Liétor.
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