La Santa Cruz del Castillo de las Peñas de San Pedro

En 1742 se inició en las Peñas de San Pedro el último resurgimiento de la fluctuante devoción a la Cruz del Castillo al superarse la profunda decadencia en la que su culto había caído como consecuencia de la completa bajada de la población al llano.

Se reconstruyeron ermita, sacristía y casa del santero; se edificó un camarín; se obró y doró un frontal de talla para el altar mayor; se hizo un balcón para conjurar en la sacristía; y se levantó una nueva torre. Tras todo ello, se trasladó a su templo la Cruz, que desde hacía muchos años estaba en la iglesia parroquial de Abajo o del Arrabal, la actual de Nuestra Señora de la Esperanza, donde fue nuevamente venerada por los fieles.

Casi veinticinco años después, el ayuntamiento de la villa le encargó al trinitario Joseph Miguel Uclaus la redacción de un libro que recogiese la historia de dicha Cruz; el fraile lo hizo, basándose en la documentación que le facilitaron y en la tradición oral conservada, y lo tituló EPÍTOME HISTORIAL DE LA SS. CRUZ, QUE SE VENERA EN SU ERMITA del Castillo de la Villa de las Peñas de San Pedro, Obispado de Cartagena; fue publicado en 1767. Con el Epitome culminaba el postrero esplendor de una devoción que se había iniciado en 1517 -con una milagrosa iluminación de la pequeña cruz de tallos de olivo clavada sobre el Pico de Hellín-, discurrido -con grandes altibajos- a lo largo del Renacimiento y del Barroco, languidecido a partir de finales del siglo XVIII -en 1810 la ermita fue cerrada al culto y reutilizada en otros usos- y, finalmente, perdido en el transcurso del XIX; la misma Cruz desapareció a mediados del siglo XX. El libro del padre Uclaus se convertía así en el canto del cisne que precedía al olvido y a la extinción, a la que contribuyó la emergente veneración de la población al Cristo del Sahúco.

El interés historiográfico y antropológico que a nuestro parecer tiene esta obra hizo que propusiéramos a la Junta Directiva del Instituto de Estudios Albacetenses «Don Juan Manuel» su edición facsimilar en la serie «CLÁSICOS ALBACETENSES». Pero, además, -por la fuente de información que constituye el citado libro, por conservarse en el Archivo Parroquial de las Peñas un libro de Milagros (1609-1742) y un libro de la Cofradía (1746-1815) de la Cruz del Castillo, y por hallarse datos interesantes sobre ella en cierta documentación municipal y en algunas, pocas, publicaciones- creímos que podía abordarse un ensayo que reconstruyese, en la medida de lo posible, la trayectoria de esta devoción y en el que se intentase una inicial y provisional interpretación de los sucesos con ella relacionados.

Como el resultado de esta investigación, por su extensión, no podría constituir el habitual prólogo que los libros de la serie llevan en las páginas que preceden a los facsímiles, propusimos la publicación del ensayo a la par que la de la obra de Uclaus y la presentación de ambos libros en un estuche. El proyecto fue aprobado y la publicación es ya una realidad.

El ensayo se ha estructurado en dos partes fundamentales; la primera tiene como objeto contextualizar el Epitome y tratar sobre el autor y su obra; en la segunda se estudia el devenir de la devoción y se formulan hipótesis sobre las posibles motivaciones y significados de sus manifestaciones. Ambas partes se complementan y su conjunción muestra que esta devoción fue un testimonio significativo de las relaciones entre las condiciones de vida, las creencias, el sistema de valores y las apetencias socio-políticas existentes en la villa a lo largo de los siglos. Una introducción, la referencia a la bibliografía utilizada y un anexo documental, completan el trabajo.

La reducida documentación hasta ahora disponible y la carencia de trabajos históricos sobre las Peñas en la Edad Moderna hacen que en el discurso existan lagunas y que las interpretaciones pocas veces pasen de ser formulaciones hipotéticas; no obstante, creemos que se ha podido elaborar una aproximación suficiente como para que conozcamos en qué consistió la devoción a la Santa Cruz del Castillo y para que, por varios motivos, podamos valorar la gran importancia que tiene para el conocimiento general de los mecanismos subyacentes a las manifestaciones externas de la religiosidad de la época. Aunque es una devoción local, el análisis de su desarrollo permite conocer mejor las motivaciones de las creencias religiosas y, por tanto, ayuda a obtener conclusiones antropológicas más sólidas en ese complejo aspecto.

Hace tiempo que esta devoción se perdió y la misma Cruz ha desaparecido; solamente quedan ecos de su existencia en el recuerdo de los mayores de las Peñas y en las estampas clavadas sobre las paredes de algunas casas de la población. Cuando los ancianos hablan de ella, de sus frases y de su entonación se desprende como un hálito de respeto y fascinación hacia esa creencia que vivieron sus antepasados y que forma parte de sus raíces; en muchos de los jóvenes que les escuchan se despierta la curiosidad y sienten vivos deseos de conocer lo que sucedió con aquella legendaria Cruz, y les preguntan. Con la publicación de los dos libros que hoy presentamos se ha tratado, precisamente, de dotar de cuerpo a lo que desde hace muchos años sólo era casi una sombra.

Sin duda, ambos libros, aunque desde una óptica muy diferente, nos acercan al conocimiento de una devoción que fue de esencial relevancia en diversos momentos de la vida de los habitantes de las Peñas de San Pedro y que constituye una elocuente forma de manifestación de las relaciones del hombre con lo sobrenatural a lo largo de un dilatado periodo de la historia.

Albacete, junio de 2005.